INCORPORACIÓN DE FIBRAS TEXTILES EN MORTEROS DE ALBAÑILERÍA
La nueva Directiva Europea ((EU) 2018/851) por la que se modifica la Directiva 2008/98/CE sobre los residuos obliga a los Estados Miembros a comenzar con la recogida selectiva de residuos textiles antes del 1 de enero de 2025, así como al establecimiento de unos objetivos relativos a la preparación para su reutilización y reciclado. Esta medida supondrá un importante impacto en toda la cadena de valor textil ya que será necesario que las empresas diseñen sus productos de manera que se facilite su reciclaje, además de incorporar material reciclado en su producción y prohibir la destrucción de los excedentes textiles no vendidos. Aunque la directiva europea no marca objetivos, en España, la nueva Ley de Residuos 7/2022 ha establecido que en 2025 al menos el 55% de los residuos domésticos, entre los que figura el textil, sean preparados para su reutilización o sean destinados a reciclaje. Este porcentaje se deberá incrementar hasta el 60% y 65% en 2030 y 2035, respectivamente. Además, la citada directiva indica, específicamente, que se deberá fomentar la reutilización de los productos y la implantación de sistemas que promuevan actividades de reparación y reutilización, en particular respecto a los textiles.
El reciclaje de residuos textiles es un proceso muy complejo; de hecho, sólo aproximadamente el 1% de los generados en el mundo son reciclados, normalmente para conseguir un producto textil no tejido de menor valor utilizado como relleno, revestimientos para hacer muletones o trapos. Esto es debido a que el reciclaje de un subproducto tejido a otro producto textil tejido se ve limitado por el uso generalizado de composiciones diversas, la mezcla de materiales, tintes y otros acabados poco o nada compatibles con el reciclado. Especialmente complicado es el reciclaje de los llamados textiles técnicos que incorporan en su composición algodón, poliamidas, viscosas, modacrílicas, aramidas, fibras de carbono, poliéster, elastanos, etc., abocando estos residuos a los usos anteriormente especificados o a la valoración energética.
Conocedores de esta problemática, desde Proma, Proyectos de Ingeniería Ambiental, en colaboración con el Departamento de Construcciones Arquitectónicas y el Grupo de Investigación TEP 968: Tecnologías para la Economía Circular de la Universidad de Granada, se está llevando a cabo una investigación para estudiar la viabilidad de la incorporación de fibras textiles en morteros de albañilería. Esta investigación está fundamentada en que, dadas las características que se le exigen a los morteros de albañilería, resulta un material de construcción que admite la incorporación de diferentes tipos de residuos industriales que puedan mejorar su comportamiento físico y mecánico, entre ellos materiales granulares en sustitución de los áridos o la incorporación de diferentes fibras naturales, metálicas o sintéticas.
En una fase inicial, a partir de una dosificación convencional, se han fabricado diferentes morteros incorporando fibras textiles de poliamida y poliéster de 10 y 15 mm de longitud en diferentes porcentajes sobre el peso de cemento (0,25, 0,5, 0,75 y 1%) y se ha estudiado su consistencia, contenido en aire ocluido, en estado fresco, y la resistencia mecánica a 28 días, en estado endurecido.
Los resultados obtenidos han puesto de manifiesto que la trabajabilidad de los morteros con fibras textiles es la adecuada (tipo plástica), con variaciones poco significativas respecto del mortero convencional de referencia (+5,7% al -6,8%), observándose una ligera influencia del contenido en fibras en la disminución de la consistencia. No se ha encontrado diferencias apreciables en cuanto a la incidencia de la longitud y el tipo de fibra.
El contenido en aire ocluido, que permite indirectamente conocer la trabajabilidad de los morteros, ya que a mayor contenido mayor trabajabilidad, incide en la resistencia y la durabilidad de los mismos. El contenido en aire de los morteros con fibras es en todos los casos menor que en el mortero de referencia, llegando a disminuir hasta en un 21,88%. Esta propiedad sigue la misma tendencia que la anterior, no observándose incidencia en cuanto a la longitud y tipo de fibras, no así en lo que respecta a la cantidad de fibra incorporada que contribuye en una ligera disminución del aire ocluido a medida que se aumenta el contenido en fibras en el mortero.
Los resultados de resistencia mecánica a compresión medida a 28 días, con un rango de variación de resistencias con respecto al mortero patrón (13,44N/mm2) que oscila entre una disminución de hasta el 20,75% y un aumento de hasta el 18,91%. indican que todos los morteros cumplen lo establecido en el Código Técnico de la Edificación en el Documento Básico de Seguridad Estructural Fábricas (CTE DB SE F) ya que se pueden emplear tanto en la elaboración de morteros de fábricas ordinarios (>1 N/mm2), como en morteros de fábricas armadas o pretensadas y en morteros de junta delgada (>4 N/mm2). Así mismo, según lo establecido en el Documento Básico de Salubridad (DB HS-1) en cuanto a los requisitos de salubridad en fachadas, se podrían emplear en la elaboración de morteros de revoco y enlucido para revestimientos intermedios y exteriores de fachada de clase resistente CS III (3,5-7,5 N/mm2) o CS IV (> 6 N/mm2).
Finalmente, se ha constatado que la cantidad, longitud y tipo de fibra son determinantes en el comportamiento resistente de los mismos, siendo la fibra de tejido de poliéster (PES) de 15mm de longitud incorporada al 0,75% y 1% la mejor opción estudiada.